(Apurímac-Tambo-Qorawiri) vive en Abancay-Apurímac-Perú. Realizó sus estudios secundarios en el glorioso colegio César A. Vallejo de Abancay y sus estudios superiores en el Instituto Superior Pedagógico Público “La Salle” y posteriormente complementó sus estudios pedagógicos en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Licenciado en Educación Primaria – EBI. Promotor cultural, músico de acordes andinas y difusor acérrimo del idioma cósmico runasimi (quechua). Ha dirigido y ha actuado en importantes grupos de teatro a nivel local, regional y nacional, obteniendo fidedignos reconocimientos. Fundador y director del grupo de Teatro Experimental “Rimarisun” de Abancay. Poemas suyos tanto en español y runasimi, han sido publicados en la revista Círculo de Fuego del movimiento Amaru, que dirige el connotado escritor y poeta Feliciano Mejía Hidalgo y en las publicaciones del reconocido Poeta y escritor Alejandro Medina Bustinza (se prohíbe estar triste) y en las revistas locales y regionales. Ha publicado el suplemento poético “Podocarpus (2005) y la revista Warani (muestra poética del sur) (2007), conjuntamente con el teatrólogo Elio Genaro Roca Rivas, Eduardo Castillo Ortiz y el poeta Paúl Valenzuela Trujillo. Ha traducido las publicaciones del inmortalizado escritor Federico Latorre Ormachea del español al runasimi. Tiene un arsenal de poesías y trabajos inéditos en español y runasimi.
Publicaciones con Editorial RCQ
Qayqa
Qaqya, en runasimi, significa relámpago o rayo. Sugerente y alegórica voz quechua empleada como título en el segundo libro del poeta apurimeño Genaro Cahuana Orihuela. En esta ocasión, hablamos de un trabajo literario pensado y escrito, exclusivamente, en la lengua oficial del Tawantinsuyo, que cuenta, en la actualidad, con diversidad de dialectos en la extensa y fructífera región andina. Precisamente, una de estas variedades —chanka, para ser más exactos— constituye el patrimonio lingüístico del autor, es por eso que desde los primeros versos asistimos a la celebración telúrica de las raíces culturales, donde el sentimiento inconmensurable por la Mamapacha, nace de las canteras mismas del espíritu colectivo de nuestro gran ayllu. La poesía de Genaro Cahuana es música de los pajonales, de la vida errante, de los pueblos que aprendieron a sobrevivir con vehemencia y ternura trasformadora. Indudablemente, esta ofrenda de palabras que dialoga con la naturaleza y los Apus, ha de trasfigurar la espantosa realidad en sueños medicinales y visiones del buen vivir. ¡Allin Kawsay!